Juan Manuel Soriano es un nombre mítico dentro de la historia de la radio y el doblaje en nuestro país.
Su voz \"es\" ( nunca morirá ) de una fuerza impresionante, dotaba a todos aquellos que doblaba de una personalidad fuerte y única. Sé que esto le he dicho de muchos pero precisamente lo fascinante del doblaje español de aquella época era el gran abanico de voces e intérpretes, todos ellos únicos en su estilo, que al combinarse formaban un conjunto estelar.
Soriano para mí siempre será la mejor voz de tres actorazos como Kirk Douglas, William Holden y Richard Widmark.
Kirk Douglas rayó a una altura inmejorable (sólo el gran Sansalvador ha logrado acercársele) con la voz de Soriano. Soriano fue Espartaco, ayudó a convertir a Espartaco en un personaje mítico. Cuando entendía poco de doblaje y le oí en esa pelicula, me dije: \"Esta es la voz de siempre de Kirk Douglas\". No era verdad, le dobló muy poco pero era como si le hubiera doblado toda la vida, debió de ser su voz permanente. Jamás entenderé por qué Soriano dejó el doblaje a mediados de los 60. Su pérdida fue enorme. Corsellas y Sansalvador hicieron lo que pudieron pero la misión era casi inalcanzable. Soriano pudo ser a Douglas lo que Langa a Willis.
Sobre todo me impresionó su doblaje de El último atardecer (1961). Soriano tenía una voz tan modulable, que sabía manejar tan a la perfección, que también era una gozada cuando hablaba en la intimidad, con suavidad, con persuasión, susurrante. Cuando le dice a Missy lo de que algún día aparecerá algún muchacho y se enamorará de él y ella le dice \"Si eres capaz de ver la belleza un caballito de mar por qué no puedes ver la belleza que hay en mí?\" Y Soriano dice \"Oh, Missy, lo veo, lo veo\". Son unas frases bien simples que dichas por Soriano pasan a la antología.
También resulta vengativo en El último tren de Gun Hill (1959) en particular cuando le describe al hijo de Quinn cómo va a ser su muerte en la horca: \"Te pondrán una soga al cuello y de repente oirás un un ruido sordo que será el de tus pies tratando patéticamente de tocar el suelo, pero no podrás. Notarás una sensación de asfixia, los ojos te quemarán y se saldrán de sus órbitas y entonces sabrás que tu hora ha llegado\". Soriano no sólo consiguió acojonar al pobre hijo de Quinn sino a mí también...
Me gustaría señalar que la identificación también era válida en el Kirk Douglas joven, como puede comprobarse en Retorno al pasado (1947), otro gran doblaje adornado por frases del tipo “Mis sentimientos los guardé en un baúl y no he vuelto a encontrarlos” o “Vas a morir Kathy, y tu muerte no será corta ni agradable, yo me encargaré de que sea lenta...”
Richard Widmark tuvo la gran suerte de tener dos voces que le iban como anillo al dedo, la ya mencionada de Guardiola y la de Soriano. Soriano le “regaló” a Widmark algunos de sus doblajes más memorables, como el de Vencedores o vencidos, donde el duelo Soriano-Cano es uno de los más espectaculares que recuerdo. Ya en El Álamo, Soriano había hecho de las suyas, demostrando que cualquier frase puede pasar a la historia si se die bien: “Travis, usted no puede evitar ser como es y yo no puedo evitar ser como soy”. Otros películas que gozaron de este binomio fueron El sexto fugitivo o La conquista del Oeste.
En cuanto a William Holden, fue uno de esos muchos actores que conoció más voces que José Luis Moreno pero sin duda fue Soriano el que mejor supo captar ese aire desenfadado que tenía Holden en películas como Sabrina (donde se sale) o El puente sobre el Río Kwai, donde su voz sonaba mucho menos grave que cuando doblaba a Douglas. Desde que dejó de doblarle Soriano, Holden perdió su identidad en español, que ni siquiera el gran Rafael Luis Calvo pudo volver a dársela en Network.
Curiosamente no fue a ninguno de estos actores a quien más veces dobló sino a Rock Hudson, a quien prestó su voz sobre todo en la década de los 50. En este caso, Corsellas sí tomó su relevo con mucho acierto en los 60 pero Hudson tenía un aire muy natural con voz de Soriano. Sobre todo me gustan sus doblajes en los mediados de los 50 en títulos como Obesión, Sólo el cielo lo sabe, Rifles de Bengala, etc.
Pero Soriano no se limitó a estas estrellas y nos ofreció más papeles memorables como el Robert Stack de Escrito sobre el viento o el Gregory Peck de El cabo del terror o el Glenn Ford de El tren de las 3 y 10.
(SIGUE....)
_________________ montalvo
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