Una de las cosas más tristes del doblaje de Madrid de ayer es que, precisamente por haber cedido casi la práctica totalidad de actores de cine a Barcelona, es muy difícil hablar de sus grandes voces porque no pueden asociarse en concreto a casi ningún actor o actriz, con excepción de casos muy concretos (José Guardiola y Bogart, Teófilo Martínez y Vittorio de Sica, Celia Honrubia y Katharine Hepburn, Arenzana y el primer Marlon Brando…). Es por eso que, a la hora de hablar de la maravillosa Ana María Saizar, es difícil establecer referencias a las que todos nos podamos remitir. A mí, de todas las voces femeninas clásicas, ella, junta a ELVIRA JOFRE, siempre ha sido mi favorita.
Para identificarla, por tanto, hay que recurrir a algunos de sus trabajos para la televisión, lo cual siempre tiene el riesgo de que se hayan olvidado, como suele ocurrir con la mayor parte de productos para la pequeña pantalla. Pero seguro que muchos de los que fuimos niños en los 70 aún podemos recordar la voz de la señorita Rottenmeier de HEIDI: chillona, gruñona, francamente desagradable… Para los espectadores de los 80, podemos recurrir a la serie REMINGTON STEELE: Ana María fue la voz de la imprescindible secretaria de la agencia, Mildred Krebbs. Y para espectadores posteriores, la serie DOCTOR EN ALASKA, aunque ya su papel fuera aún más secundario: la dueña de la tienda.
Y sin embargo, Ana María Saizar fue una de las voces estelares de Madrid, cuando menos durante una década (mediados de los 50 a finales de los 60). En los (no muy numerosos) doblajes madrileños que quedan puede escuchársela casi tanto como a Mª Ángeles Herranz, la otra voz más asidua (al menos por lo que yo he escuchado) de la época.
Tenía una voz aguda (¿quién ha olvidado sus gritos de «¡Adelaidaaaa!» en HEIDI, donde llevaba al extremo toda su gama de agudos?) y al mismo tiempo nasal (hoy sigue habiendo voces nasales, pero el monopolio de las voces graves ha acabado con las agudas), muy sensual y con una notable capacidad para el desgarro: siempre imagino su papel ideal como el de una chica muy atractiva y que sufre bastante por amor. Quizá como el de uno de mis papeles favoritos: el de la protagonista, Rosemary Forsythe, de una película muy poco conocida en España, EL SEÑOR DE LA GUERRA¸ una de aventuras medievales protagonizada por Charlton Heston.
No puedo asociarla a ninguna actriz cinematográfica a quien doblara más de dos veces (y dos sólo a Carroll Baker en GIGANTE y HORIZONTES DE GRANDEZA). Aun así, tuvo tiempo de dejarnos trabajos imborrables: Ursula Andress en OO7 CONTRA EL DR. NO; Linda Cristal, la joven rescatada de los indios por James Stewart, en DOS CABALGAN JUNTOS, donde esa cualidad de desgarro brillaba con luz majestuosa; Anne Baxter (Eva) en EVA AL DESNUDO; Lilo Pulver, la secretaria de James Cagnery en UNO, DOS, TRES (su voz resultaba tan sexy como el bailecito de la actriz alemana siguiendo la Danza del Sable ante los tres comisarios rusos), etc.
Hace tiempo que no la escucho. Ignoro si se ha retirado o sólo hace trabajos esporádicos. Valgan estas líneas como homenaje a ella y a tantas otras voces inolvidables de Madrid que hoy están casi olvidadas.
|