Estos días he visto bastante good ol' shit. Cualquiera diría que me sobra el tiempo libre, aunque juro ante notario que no es verdad.
BONNIE Y CLYDE: Mejor incluso de lo que la recordaba. Impactante, seca, una película tan increíblemente moderna, tanto en forma como en fondo, que cuesta creer que sea del 68. Las connotaciones sexuales que se entreven en el retrato de Clyde son oscuras, maliciosas. En pleno 68, el perfilado de la pareja como símbolo del desafío a la autoridad y a la postre figuras a las que admirar fuese pura audacia, pero el tiempo ha añadido más complejidad a ese retrato. Su robinhoodismo posee cierto nihilismo egoísta e infantil que, en perspectiva, les vuelve tan atractivos como miserables, odiosos por momentos. Me encanta que su destino se muestre sellado apenas han comenzado su cruzada contra América, con los constantes signos de muerte y fatalidad sucediéndose lenta pero inexorablemente. En este sentido, la escena con Gene Wilder es fabulosa, en tanto que comienza casi como un sketch que apenas sirve para ilustrar las motivaciones de la banda Barrow para terminar bruscamente y convertida en el peor designio de la película, asumido incluso por los personajes como tal. Y en final es pura tragedia, puro montaje treinta años adelantado a su tiempo, un te quiero teñido de terror y consciencia de que no habrá otro, pronunciado no con palabras, sino a través del corte entre dos planos. El único pero es el terrible e inconsecuente personaje de la mujer de Gene Hackman, pero no todo puede ser perfecto. Un 9.
CHINATOWN: Sigue pareciéndome un coñazo. No creo que haya apenas innovación en Chinatown respecto a sus referentes chandlerianos, no hay reinvención del nuevo hollywood, ni subversión de códigos, apenas un incremento de la violencia gráfica y sólo un elemento realmente subversivo en la terrible revelación final de Faye Dunaway. Las películas de detectives privados son mi piedra en el zapato, me aburren, las tramas me parecen molestas y enrevesadas sin motivo y, como a una abuela, me cuesta seguirlas. El espléndido trabajo interpretativo de los actores no me compensa. Veo más inteligencia en la puesta al día del género del Gran Lebowski que aquí, y me quedo con muchísimo con ese remake encubierto que es Rango.
LEJOS DEL CIELO: Buena peli ésta, con Todd Haynes imitando el estilo de un melodrama de los cincuenta hasta en las tipografías de los títulos de crédito (y en la ultraexplícita banda sonora de Bernstein, no sé si intencionadamente) para subvertirlo con una progresión argumental que jamás habríamos visto en una película de la época. De algún modo éste es el melodrama de los cincuenta que muestra lo que subyace en los melodramas de los cincuenta sin dejar de lado las constantes formales de un melodrama de los cincuenta, lo cual me parece una genialidad. Julianne Moore espléndida, y Dennis Quaid en la mejor interpretación que le he visto, o casi.
JANE EYRE: Maravillosa adaptación del tío que dirige los episodios de True Detective, con una Mia Wasikowska muy apropiada y un Fassbender que se sobrepone con muchísima dignidad a la evidencia de que el señor Roschster no es personaje para un actor de su perfil. Esta película entiende el material que está adaptando, sabe qué libertades tomarse sin perturbar la naturaleza de la novela de Bronte, y mantiene ese aura oscura y pesimista que, por la dura vida que llevaron, reflejaron las hermanas Bronte en sus libros. Jane Eyre no es un libro de Jane Austen, y esta película demuestra lo mucho que conoce la importancia de ese dato.
THE WAY: Ejem, Martin Sheen yéndose a hacer el camino de Santiago para terminar lo que empezó su hijo muerto (el amigo Emilio, actuando y dirigiendo con todo el corazón puesto en su abuelo español), encontrando a otros peregrinos con sus propios tormentos personales y juntándose todos para llegar al final y que de algún modo la magia de Santiago resuelva todos sus problemas. Es... gran material turístico y poco más, pero al final la ñoñez incluso me compró un poco.
THE NORMAL HEART: Lo último de la HBO, una película un tanto tópica en su acercamiento al tema (no me refiero a la cuestión SIDA per se, sino a la forma en la que el cine con ínfulas histórico/sociales de abordar la cuestión que le preocupa, tan interesante como previsible) que me ganó con buenas interpretaciones y unos diálogos muy bien escritos. En concreto la película destaca por lo bien que resuelve esos momentos problemáticos en los que los personajes se convierten en recipientes ideológicos y sintetizan a un sector social, algo que normalmente resulta forzado y poco creíble, con gente expresando tan brillante como improbablemente complejas posturas y sentimientos. En esta película hay dos monólogos de personajes que pierden por completo los papeles, y gracias tanto a la calidad del diálogo como a las interpretaciones (Julia Roberts y *hum, un momento* Joe Mantello, brillantes ambos en este complicado reto) el resultado no es sólo social y psicológicamente revelador, sino que también es descorazonador, antológico.
RIO 2: Peor que la primera, rutinaria y todas esas cosas que le gusta decir a Boyero. Se ve sin más, pero si la primera ya tenía un problema con la organización de los villanos en ésta la cosa es peor. La trama principal ya tiene suficiente conflicto sin necesidad de malosos para que tengamos que ver a la cacatúa de Jordi Ribes tratando como buenamente puede de hacer que su subtrama pase por una parte esencial del argumento... ¡y encima también meten a un grupo de taladores forestales y su jefe! Éstos tienen tan poco sitio en la historia que apenas salen unos minutos, pese a que la película los vende como los villanísimos absolutos de la película.
Y creo que esta noche voy a ver El Exorcista.
_________________ Miguel RosellóSi te interesa remotamente leerme hablar de canciones Disney, ésta es la cuenta de instagram a seguir.
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