Saga Rocky p'al cuerpo. Pillé la primera a medias en la tele y a partir de ahí, como quien no quiere la cosa...
De la primera poco tengo que decir, se ha hablado mucho de ella ya. Personalmente la veo sobrevalorada hasta decir basta, sin pensar necesariamente en todos los premios importantes que se llevó (AKA robó-a-Scorsese). Lo que ocurre es que no pasa de ser una resultona vuelta de tuerca (o ni eso, creo que esta expresión se refiere a giros novedosos y tal) a la historia del sueño americano, del cero a héroe, del rags to riches. Pero supongo que si quieres contar por enésima vez la historia del don nadie con sueños de ser algo más y no te interesa darle una perspectiva loca o novedosa, lo mínimo que puedes hacer es remozarla con personajes resultones e interpretaciones carismáticas, colar aquí y allá alguna escena de ésas susceptibles de convertirse en icónicas y darle un poco de color con una banda sonora tarareable y fácil de recordar. Rocky tiene todo eso, y no lo digo con condescendencia. Pero es una película sencilla y entretenida, ya está.
La segunda parte, a diferencia de todo lo que vino después, se antoja una secuela coherente, de ésas que trazan el devenir lógico de los acontecimientos de la primera parte. ¿Y ahora qué, Rocky? Es difícil mantenerse arriba y luchar contra la autoindulgencia. Ése es el mayor mérito de Rocky II, que habla de la mucho menos explotada cuestión de las consecuencias del sueño americano. Creo que es digna de su predecesora, meritoria en lo que respecta a su poca dependencia (hasta cierto punto) de los formulismos que dieron éxito a la primera peli.
La tercera es justo lo contrario. Si la segunda es una secuela coherente (casi nos engaña vendiéndose como necesaria, lo cual es muy meritorio), la tercera es un caso claro de "cualquier cosa para seguir con esto", un subterfugio blandengue, insípido y forzado en el que, sin motivo alguno, aparece un aspirante a campeón que reta a Rocky con bravuconerías y provocaciones. Clubber Lang es todo lo opuesto a Apollo, no sólo en personalidad. Es un oponente ridículo, un monigote diseñado para echar a rodar la película y poco más, que depende tan sólo del factor "eh, me interpreta Mr T" y su estrafalario aspecto para tratar de pasar por un contrincante a considerar o simplemente por un personaje aceptable. La evolución que sufre Apollo paralelamente es tan natural y aporta tal solidez a su personalidad que realmente no hace ningún favor al grueso de la trama de la película, que queda más en evidencia aún como el circo que es. Comienza aquí el talante videoclipero que definirá a la saga en el futuro (sobre todo en la siguiente película), deteniendo la acción por completo para mostrar primerísimos planos de muslos sudorosos y ambigua camaradería homoerótica a cámara lenta y asegurar un número 1 en el hit parade a la canción estrella de turno. ¿Mi pronóstico? Dolor.
Rocky IV es una prolongación de la tercera, más absurda y disparatada, y quizá por eso más salvable. Creo muy en serio que de todo el cine propagandístico anticomunista que se hizo durante la administración Reagan ésta es la muestra más flagrante, agresiva y apenas velada de todas. No engaña a nadie, desde ese plano de guantes de boxeo golpeándose nada más empezar la película hasta el hilarante giro final en el que el pueblo soviético se rebela contra su campeón Drago y comienza a jalear a Rocky. ¡Ni siquiera los rusos quieren el comunismo, así que TEAR DOWN THIS WALL! Usando términos de caricatura de soviético, la soberbia imperialista de la que hace gala la película es impresionante. Apollo se muestra irracional, arrogante y estúpido (es un Apollo irreconocible, realmente) durante todos y cada uno de los minutos que aparece en pantalla, pero el tramposo retrato villanizado que se hace de Drago y sus camaradas está diseñado para que te pongas indefectiblemente de parte de Creed cuando lo cierto es que lo que le termina pasando se lo ha buscado él solito. El de Rocky IV es un exiguo guion que hace aguas por todos lados sobre todo en lo que se refiere al retrato coherente de los personajes y sus acciones, pero confía en que el teórico odio ciego del espectador hacia lo que hay al otro lado del muro emborrone cualquier intento de juicio sereno del disparate que se le está contando. Y uso la palabra "exiguo" porque la película dura apenas hora y media, de la que si restamos los créditos finales, la obligatoria repetición inicial del combate de la película anterior, los ultraextendidos videoclips que detienen en seco la acción y las escenas de entrenamiento apenas nos quedará una hora de material.
En el lado positivo, aparte de la flipante música de Vince DiCola, la representación de Ivan Drago como aterradora máquina inhumana es excelente. Realmente es el contrincante más espeluznante que ha tenido Rocky. La sensación de "a vida o muerte" nunca había sido tan extrema como en el brutal combate final, rodado con mano de santo y logrando lo que Rocky III ni siquiera se acercó a conseguir con Clubber: una atmósfera de peligro auténtico, de lucha contra el mal puro. Oh, y Rocky es tan adorable en esta película como un niño pequeño. ¡No entiende por qué tenemos que odiarnos los unos a los otros! Apollo actúa más que nunca como un padre paranoide para él.
Rocky V baja el tono (no creo que se pudiera ir más allá en la loca dirección de Rocky III y IV) y trata de parecerse a las dos primeras. Como resultado tenemos la más desangelada, rancia, aburrida y deprimente película de las seis de la saga. Stallone decide que es el momento de explorar la relación de Rocky con su hijo de severo síndrome de crecimiento acelerado (Rusia parece ser como uno de los planetas de Interstellar, con su propio fluir del tiempo) y nosotros pagamos las consecuencias. El niño (el malogrado hijo en la vida real de Stallone) es un criajo odioso, Tommy Gunn entra como un factor novedoso en la saga pero su progresión es predecible hasta el aburrimiento, y el tono crepuscular que se le intenta dar a la historia no funciona por ningún lado. Como guinda, los primeros años noventa sientan FATAL a la ambientación de la saga. La insistencia en el factor urbano es tan obsesiva que hasta el combate final se resuelve in da hood. Rocky V es la peor de la saga, y en parte es porque da la impresión de que nadie, ni siquiera Stallone aunque se esfuerce (porque lo hace), cree en lo que está haciendo.
Quizá por eso Rocky Balboa era "necesaria". En muchos aspectos es una versión corregida de Rocky V, y cuando digo corregida quiero decir corregida. El tono crepuscular, ahora sí, está clavado. La relación de Rocky con su hijo es interesante, sin caer en tópicos histriónicos y aunque se resuelve de forma demasiado fácil, esto no nubla la impresión de que hay cierto esfuerzo en el perfilado del personaje de Milo Ventimiglia. Sacar a Adrian de la ecuación es un movimiento muy obvio, pero también resulta eficaz, y la relación resultante de Rocky con la camarera es asombrosamente natural y creíble. Rocky Balboa está realmente llena de pinceladas muy interesantes, y aunque está llena de guiños al pasado de la saga, no se deja devorar por ellos lo más mínimo. De hecho, su forma de celebrar la condición de mito de la saga es más ingeniosa que cualquiera de las cosas que haya hecho Indy IV, Jurassic World o cualquier otro relanzamiento más o menos reciente que se te pueda ocurrir. En la era previa al "mándanos tu propio selfie" y el "colabora, sé parte del contenido", Rocky Balboa acompaña sus créditos finales con una serie de imágenes de gente anónima reproduciendo la legendaria subida de Rocky a las escaleras de la plaza en Filadelfia. No creo que haya forma más elocuente y honesta de representar el indiscutible lugar de Rocky en la cultura popular.
Hay un detalle nimio en esta última aventura que rompe con la estructura habitual de las películas de Rocky y que me lleva a una reflexión. Por primera vez, la conclusión del combate no supone automáticamente el final de la película, sino que tenemos un breve epílogo con Rocky dejando flores en la tumba de Adrian. Era prescindible; la nota emotiva facilona se podría haber reemplazado por algo igual de eficaz en el plano emocional y, para quien conozca la saga, de gran impacto como poner a Rocky gritando, como siempre ha hecho, el nombre de Adrian sobre los vítores de sus seguidores en el ring. Y digo que era prescindible porque la saga de Rocky se define por ser narrativamente muy eficiente. Ésa es la palabra. Es una saga en la que cada película gira en torno a un gran combate anunciado, y el resto de elementos están organizados para dejar resueltos el resto de los conflictos de la película una vez Rocky sube al ring. Cuando Rocky da el último puñetazo y gana (o no), la película termina sin haber dejado cabos sueltos detrás. Stallone quiere que te impliques en las diatribas con Adrian, con el dinero, con los promotores o con Paulie (Dios santo, se podría escribir un libro entero sobre Paulie), pero también quiere que, cuando llegue el combate, no te preocupes por nada más. Rocky Balboa sigue esta estrategia resolviendo la relación entre Rocky y su hijo antes del combate (lo cual sacrifica un poco la credibilidad del asunto, como ya dije), de modo que concluir haciendo gala de esa "eficiencia" habitual de la saga habría sido sencillo. Los gritos de Rocky llamando a su mujer siempre serán más icónicos y por lo tanto eficaces que la toma de unas flores sobre una lápida.
Saqué muchas más conclusiones de la saga como conjunto (el trabajo de Stallone en la saga merece un estudio aparte), pero ya he largado de sobra por hoy.
Nota sobre doblaje: ¿Es ésta la saga de continuidad de voces más desastrosa de la historia? Enumeremos: Constantino dobla a Apollo durante dos películas, pero en la tercera pasa a doblar a Mr. T y Apollo pasa a ser Camilo, que ya había hecho un secundario de Rocky II. Y como no había más voces, cuando en la quinta Apollo pasa a figura ausente Camilo dobla al promotor malvado de la función. En Rocky V Joaquín Díaz debía estar no disponible o algo, así que Paulie tiene una nueva voz. ¿Quién? Francisco Garriga, que ya había sido Ivan Drago en la anterior y que, claro, tiene forzosamente otra voz en la repetición del combate al principio de la V. Rogelio Hernández dobla en las cinco, sin repetir personaje una sola vez. Sergio Zamora es Tommy Gunn en la V, y luego se convierte en Balboa Jr. en la de 2006. Creo que los únicos que se salvan son Rocky, Adrian y sorprendentemente Duke, el Mickey de marca Hacendado, que siempre fue Pepe. Si Mickey no se hubiera muerto en la tercera, a saber lo que habría pasado. Sobre Rocky V, mola escuchar a María Moscardó y a Alicia Laorden doblando a niños pequeños.
_________________ Miguel RosellóSi te interesa remotamente leerme hablar de canciones Disney, ésta es la cuenta de instagram a seguir.
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