Que quede constancia de que lo que más me apetece comentar es Panzer Chocolate, pero antes mencionaré otras cosas que he visto estos días, que no se diga.
El gran torneo. Una de hostiacas como panes. Mola que salga Robert Carlyle, pero no mola que salga Scott Adkins (aka Segundo de Van Damme en Los Mercenarios 2) y que dure cinco minutos. Ya os imaginaréis de qué va la vaina. Obviamente suspende.
Escalofrío. Ésta la menciono porque es de Bill Paxton, apuntaba a telefilm barato y al final quedó una cosa muy resultona. Predecible, quizá, pero también bastante malrollera. Si es que por algo amamos a Bill, hombre. Ahí tienes un 7, demonios!
Tora! Tora! Tora! Una bélica sobre Pearl Harbor muy seria y muy larga. La parte del politiqueo es bastante guay, pero luego la cosa se deshincha bastante. Minipunto por darle algo de importancia al punto de vista japonés. Un 6 y a correr.
Steamboy. ¿Aburrida? Anda y que os den, esto mola muchísimo. Creo que ya sabéis que la estética steampunk me puede, y aquí está presente hasta las últimas consecuencias. Desde luego visualmente es alucinante, y la animación es maravillosa, de muchos kilates. La pena es que la importancia que se le da a la forma actúa en detrimento del fondo, de personajes y argumento, que no están muy bien trabajados. Y los últimos minutos, repletos de “más difícil todavía” cada cinco segundos, se hacen cuesta arriba. Aún así, la disfruté como una enana y no hay que negarle sus méritos, así que un 7.
El castillo ambulante. Miyazaki vertiente chunga. Como siempre, una animación exquisita y una imaginación desbordante, aunque en ésta peli hay derrapadas muy gordas. La línea del embrujo de Sophie, que supuestamente es de las principales, al final no importa un carajo. Y es todo culpa de Howl, que es el personaje más antipático que me he echado a la cara en siglos. Menos mal que tenemos a Calcifer. Eso sí, aún con sus defectillos, no puedo ponerle menos de un 7. De momento, la que menos me ha gustado de los Ghibli.
Y… Estreno mundial de Panzer Chocolate! Me apetecía mucho comentarla porque se supone que es la primera película “interactiva y transmedia” del mundo. Este percal se conseguía mediante la descarga de una aplicación para smartphones, que durante la proyección añadía cosillas a la película. Cosillas como otra toma de la escena que tenía lugar en ese momento, información adicional sobre lo que sucedía en pantalla… La cuestión fue que, gracias a problemas con Google, mucha gente no pudo descargarse la susodicha aplicación, incluidos la menda y sus acompañantes, así que nos pasamos la peli cotilleando a la chica de delante, que tenía un flamante Iphone. Hicimos migas con ella y sus amigos cuando terminó el evento, porque en ese momento entraba parte de la interactividad de la película. Ésta tenía un final bastante abierto, y a partir de él la aplicación te permitía, mediante un minijuego, seguir un rato la historia. Por lo que se ve había cinco finales distintos según lo que fueras eligiendo. En realidad, la película se podía ver de sobra sin la aplicación, pero obviamente queríamos disfrutar la experiencia tan a tope como fuera posible. Una vez dicho esto, esta manera de hacer las cosas está muy bien, es una manera de que el público participe de forma más activa con la película, pero ya sabéis cómo es la mayor parte de ese público. Que fuera algo interactivo dio el pistoletazo de salida para que la gente sintiera la libertad de hablar en el tono que le diera la gana. Que no dejamos de estar en el cine, imbéciles. Sí que es verdad que molaba sentirse parte de todo eso, con aplausos cuando ocurría algo macabro en pantalla, o flipando cuando la aplicación hacía algo curioso, pero está claro que éste no es el futuro del cine. Hace falta gente más civilizada, y además es un sistema que sólo funcionaría con según qué tipo de género. En este caso, la película era de terror y puntillos de gore, perfecta para el experimento. Por sí sola, hubiera llegado al aprobado raspado, porque tiene efectos especiales muy buenos, y una atmósfera inquietante conseguidísima, pero el guión es subnormal profundo, y los personajes a cual más apaleable. Pero ya sabéis, es imposible puntuar sólo eso. Película: 5. Experiencia: Aún sin aplicación, sobresaliente. Así que no baja del 7. Y muerte a los gafapastas inherentes a todo festival, que salieron del cine diciendo que había sido una pérdida de tiempo. Iros a tomar por saco.
_________________ A veces la ciencia es más arte que ciencia, Morty. Mucha gente no lo entiende.
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