Anoche vi The Amazing Spiderman 2, aunque en realidad los últimos cuarenta minutos los he visto ahora con el desayuno. Ya sabéis lo que esto significa: es ridículamente larga por meros motivos promocionales y en consecuencia es redundante y aburrida hasta el coñazo cuando en una hora y cuarenta podría haberse resuelto enterita perfectamente y de paso dando una oportunidad a la película de ser verdaderamente buena. Y el problema es que podría haberlo sido, porque a nivel humano es una mejora exponencial de la primera película. Andrew Garfield y Emma Stone están mucho más cómodos y convincentes en sus papeles, la relación entre ambos es más creíble y está mejor escrita, y la química que en la anterior no había entre los dos actores aparece como por arte de magia (eso de follar tras las cámaras hace milagros). Garfield, de hecho, tiene el privilegio de interpretar a un Spiderman más centrado que el de la primera película, sin salidas de tono crepusculocas y por primera vez en perfecto equilibrio entre el alegre trepamuros y el adolescente cargado de problemas que se supone que es Spiderman. Es creíble tanto cuando llora por sus padres como cuando se pone un casco de bombero sobre la capucha para detener a los malos. Sobre el papel es el mejor Spiderman visto en el cine, y en pantalla Garfield sabe manejar todas las facetas del personaje convincentemente y sin dejarse llevar por uno de los extremos. Hasta físicamente tiene la constitución exacta del Spiderman de los cómics (lo siento, Tobey, aquí no estabas a la altura ni de coña), llego a preguntarme si usaron dobles de cuerpo de ideal que es. Tras su mediocre primer intento, ¡Andrew Garfield es el mejor Spiderman del cine!
Pero claro, no es suficiente para levantar una película como esta, con un guion desastroso que cae en la misma lacra de siempre de querer meter más villanos de lo conveniente, rodar al mismo tiempo dos películas que no tienen nada que ver la una con la otra y tratar de enlazarlas al final con ese recurso a la desesperada de "los dos queremos matar a la araña, trabajemos juntos". Harry Osborn hace que Electro no encuentre su sitio natural en la película y viceversa, haciéndose ambos un flaco favor mutuo en lo que respecta a su función en la trama. Harry sufre la lacra de un arco de personaje fugaz e imposible de tomar en serio, y Electro es directamente uno de los más risibles villanos que he tenido el placer de ver en una película de superhéroes. Sus motivaciones son de vergüenza ajena, y los intentos de esta putita de la atención de que sus planes de destrucción de Nueva York guarden algún paralelismo metafórico con su situación personal ("quiero que esta ciudad viva... ehr... en mi mundo de oscuridad y falto de poder, sí, eso está bien") son tan desesperados que es difícil no imaginarse a los guionistas queriendo irse a su casa de una puñetera vez.
Por todos estos motivos, lo que podría haber sido una digna película de supers se convierte en otro tostón prostituido por demasiados ejecutas desesperados por crear el monstruo de Frankenstein perfecto para llevarse toda la pasta posible por delante. Un 6 por los inesperados méritos, pero sigue siendo demasiado.
Inciso doblajístico: Bernal está espactacular, sobre todo en la fase humana del pobre Electro. Pero que alguien me diga qué coño ha pasado con Giamatti. Lo de darle a Mieza el doblaje del profesor loco del tutorial de ciencias de youtube qué es, ¿un premio de consolación o qué?
_________________ Miguel RosellóSi te interesa remotamente leerme hablar de canciones Disney, ésta es la cuenta de instagram a seguir.
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